Linares, interesante historia

Author Pablo Alberto Valenzuela Category ,

Para muchos de nosotros hay estaciones más especiales que otras. Algunas que por su historia o por lo que hemos vivido en ellas consitan nuestra atención de forma particular.
Personalemente le tengo especial cariño a la estación de Limache, de Calera o a la antigua estación de Concepción, lugares que siempre tuvieron un gran movimiento de trenes y que hoy reciben pocos convoyes o sencillamente han sido cerradas, remodeladas o demolidas. Una estación a la que le tengo un cariño especial, pero que no es mi favorita es Linares. Mi primer viaje en AMZ (para los que dicen que no he viajado en trenes de verdad) fue a esa estación y guardo lindos recuerdos de mi aquel viaje en tren. No obstante, nunca me llamo la atención, ni su historia, ni su pasado.

Pero como yo no solo vivo de internet, como dicen po ahí, el día domingo estuve conversando con un habitante de la ciudad de Linares, un hombre ya mayor con muchos conocimientos sobre el pasado de la estación de ferrocarriles y en general el pasado ferroviario de la ciudad.

La antigua estructura

Un dato sumamente interesante me pareció la antigua estructura de la estación. Hasta el año 1939, cuando fuera el terremoto más destructivo que recuerde nuestra historia (Chillán, 24 de enero de 1939 - 7.8 grados Richter) la estación de Linares era bastante parecida a la estación de Talca, con una estructura de concreto similar. Desde un costado salía el ramal a Colbún de 60 cms de trocha y bajo la nave central de la estructura se cobijaban dos vía, tal como en la capital de la región. Con el terremoto el edificio se vino al suelo, y se construyó la actual estación de ferrocarriles, un edificio más bien parecido a Chillán o a Victoria.

La algida estación

Otra cosa importante era el movimiento que tuvo la estación de Linares hasta hace unos 20 años, una gran afluencia de pasajeros, carga y pequeñas encomiendas hacian que la estación se desbordara y "se convirtiera en un paseo más concurrido que la plaza de armas de la ciudad".
Los diarios y la correspondencia llegaban en el primer tren, el cual salía de Alameda apróximadamente a las 8 de la mañana para estar en Linares a las 16 horas y en Chillán después de las 6 de la tarde.

A un costado de la estación, y hasta el día de hoy visibles, se encontraban las instalaciones de Ferrocargo. Los pequeños bultos y encomiendos llegaba en los coches W o furgones de los trenes y se guardados en las bodegas de Ferrocargo hasta que eran retiradas. Las cargas de mayor volumen se guardaban en una gigantesca bodega, de la cual solo quedan sus cimientos, frente al edificio, por la calle Januario Espinoza; productos agrícolas, vino y agua mineral de Panimavida eran algunos de los productos que se movían en la estación.

En la parte sureste de la estación, donde hoy hay casas, se encontraban los corrales para los animales y una rampa para subir el ganado a los vagones y transportarlos en tren (http://www.fotolog.com/pablo_valenzuela/14262412).

En el sector norte de la estación, por calle Brasil, se encontraba la maestranza de Linares (que fue lo que más me intereso y la razón por la que empecé a hablar con este señor) un lugar bastante grande donde se reparaban locomotoras y coches. Al costado de la maestranza y al norte del edificio de la estación estaban las casas del personal importante, como ingenieros. Y en la parte sur del edificio, siempre por calle Brasil, las oficinas administrativas.

Los trenes y los testigos del pasado

Los trenes con locomotora a vapor se detenían aproximadamente 30 minutos en Linares, cargaba agua y algunos pasajeros se bajaban a comer o a tomar en los restoranes que plagaban la verada oeste de calle Brasil, más de alguno llegaba con la lengua un tanto traposa a destino. El flecha del sur, que circuló hasta los años 60, no se detenía en Linares, pasaba hacia Puerto Montt los días Lunes, miércoles y viernes, para volver a Santiago los martes, jueves y sábados.

El caballo de agua, testigo silencioso de un hermoso pasado, aún se aprecia en la estación y es de esperar que se mantenga por mucho tiempo como vestigio de la época dorada de ferrocarriles. Cuando viajar era más que ir de un lugar a otro.

En las imágenes, de arriba a abajo: Antiguo letrero con el nombre de la estación; vista hacia el sur desde la mitad de los andenes; antiguos asientos de coches de III clase en la sala de espera de la estación; caballo de agua, lo poco que queda para recordarnos que por acá pasaron trenes a vapor.

Por Pablo Valenzuela.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola sabes que estoy muy interesada en la historia de la Estación de Trenes de Linares ya que ademas tengo que hacerun trabajo de diseño cuyo tema central es la Historia de la Estación, sería de mucha ayuda que me pueda contactar contigo via mail, el mio es Lellegna@hotmail.com.

Saludos!

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