El tren del vino... como en los mejores tiempos (Parte I)

Author Pablo Alberto Valenzuela Category

Como en las mejores épocas de nuestros ferrocarriles -cuando las grandes máquinas a vapor tipo 80 o tipo 90 recorrían la línea troncal, y las pequeñas tipo 57 o 58 avanzaban por los ramales- el tren del vino se prepara para recorrer una vez más el ramal San Fernando-Peralillo.
Todos los días sábados del verano, desde la vía 3 de la estación San Fernando, la histórica composición del tren del vino inicia su recorrido por el valle vitivinicola del río Tinguiririca: Colchagua.

Imagen: El pasado y presente de nuestros ferrocarriles, juntos en la estación de San Fernando. Uno detenido y sin servicio, el otro a punto de iniciar un viaje como en sus mejores tiempos.
Para quienes somos de Santiago, todo se inicia en la estación Alameda a eso de la 8.20 de la mañana, tenemos que partir en el metrotren que sale desde Santiago a las 8.35 hrs. Luego de recorrer los 134 kms comentando una y mil cosas relacionadas con trenes y después que se han sumado todos los participantes del, como lo llamaríamos después, "Viaje de estudios" arribamos a la estación de San Fernando, donde se termina la doble vía, donde se terminan los servicios de metrotren y donde sale el Tren del Vino.
Descendemos de la unidad 122 (Sí... una modelo Concepción ¿No se habían jactado que ya todos estaba en Conce?) y los tres coches de primera clase, el coche comedor y la abuela 607 esperan la hora de salida. A las 10.30 se emprende el viaje.
Tres kilómetros más al sur, en la estación Centinela, el ramal se separa de la línea troncal y enfila hacia la costa cruzando paisajes cargados de viñas, no sin antes pasar por el sector de "El Corte, el que por un momento nos recuerda sectores del ramal a Barrancas, por el cerro, las curvas y el paisaje de sequedad.


Imagen: Pasando por el sector de el Corte, la velocidad no debe ser muy alta, las curvas y el estado de la vía lo impiden. ¿Pero qué importa? la gracia es disfrutar y no llegar rápido.

Arriba del tren se hacen degustaciones de quesos y productos típicos de la zona, además de su correspondiente copa de vino, no obstante ese tipo de cosas no son del todo atractivas para nosotros -los ferroaficionados- (aunque tampoco las vamos a rechazar) lo mejor está en abrir las ventanas, sacas la cabeza, sentir el carbóncillo en la cara y el olor del humo de la locomotora. Ver como el tren serpentea en las curvas y descubrir esa mágica conexión entre la gente y el convoy: muchos detienen sus autos para verlo pasar, otros saludan desde los buses o los camiones.
Cuando llegamos a Santa Cruz, luego de una hora y 45 minutos aproximadamente, el viaje en tren para los turistas ha finalizado. Pero para nosotros -los ferroaficionados- recien está en la mitad y aún nos queda el regreso hasta San Fernando.
En la imagen: Detenida en la estación Santa Cruz, la composición del tren vino, haciendo alarde frente a los turistas.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Pablo,

Soy un estudiante de intercambio de los EE.UU. Estoy en Santiago por más o menos cinco meses. Tengo una passión para los trenes y por lo tanto pienso que tú blog es muy vacán. Me gustan muchismo los fotos del tren de vino con el locomotura de vapor. ¿Tú puedes darme información sobre donde yo puedo encontrar trenes, especialmente los locomoturas de vapor que todavía son en uso? He oido que hay un museo de ferroviario aquí en Santiago pero, ¿ hay otros lugares donde puedo ver los trenes? ¿Hay ocasiones cuando el tren de vino usa un locomotura de vapor?

Muchismas gracias para tú ayuda,
Colin O’Brien
(mi email es geekyc@msn.com)

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