Hoy he visto la publicación del libro "Infraestructura 2020" del Ministerio de obras públicas y revisando el documento de manera muy somera me ha dado cuenta que en términos ferroviarios incluye solo dos iniciativas, una de ellas es el túnel a baja altura que uniría Chile con Argentina y que ha sido declarado de interés público por ambos países, y también se nombra la necesidad de implementar un plan de pasos a desnivel entre los caminos y los cruces de ferrocarriles para aumentar la seguridad vial.
Frente a las propuestas del plan 2020 del MOP, que sin duda dotarán a Chile de un nivel importante de infraestructura a nivel vial, hídrico y de conectividad regional e internacional, llama la atención la ausencia de planes de infraestructura ferroviaria a nivel nacional con una planificación central a través de una política de Estado que aproveche las grandes ventajas del ferrocarril por sobre otros medios de transporte en términos de eficiencia y economía.
En Chile probablemente aún no estamos preparados para un tren de alta velocidad, dado los enormes costos implicados en su construcción y mantenimiento, sin embargo, la construcción de nuevas vías o el mejoramiento de las existentes para lograr mayores velocidades en la conexión entre las grandes ciudades del país: Santiago-Valparaíso; Santiago-Concepción; Santiago-Temuco, Concepción-Temuco, entre otros nichos importantes de transporte de pasajeros y de carga. El desarrollo de mayores velocidades para viajeros es un imperativo para el mejoramiento de la calidad del servicio y la satisfacción de usuario. Por otro lado, el crecimiento económico del país en los próximos años y el desarrollo de los clústers a nivel regional ponen en frente desafíos de conectividad en el que los ferrocarriles de carga podrían ser de gran ayuda, tomando en cuenta los importantes volúmenes que pueden transportar a un costo más bajo que los camiones por las carreteras.
En definitiva, si hay algo que se podría rescatar en términos de planificación del fallido plan trienal 2003-2006, es la gran prioridad política que se puso en temas ferroviarios por el presidente Lagos. Es necesario, a mi juicio, notar los errores que se cometieron durante ese periodo para volver a implementar un plan integral de desarrollo del ferrocarril en nuestro país desde una agencia del gobierno central que quepa dentro del Ministerio de Obras Públicas, para la planificación de una política a nivel nacional que tome también en cuenta las necesidades regionales de transporte. En el mismo sentido, EFE se podría convertir en la empresa ejecutora y administradora de los planes de infraestructura ferroviaria, que gestione a través de métodos transparentes y la construcción, mantenimiento o reposición de vías de ferrocarril, obras de arte, estaciones y señalización. Finalmente, las actuales empresas filiales de EFE, que en un futuro podría diversificar su propiedad hacia otras entidades públicas, se tendrían que encargar del transporte de pasajeros y se deberían incentivar el uso del modo ferroviaria para el transporte de carga.
Solo de esa forma, a través de una planificación central, con el compromiso del Estado, el financiamiento público o público-privado, la participación de gobiernos regionales y un plan estratégico a largo plazo y a nivel de "política de Estado" podremos volver a dotar a Chile de un sistema ferroviario moderno, eficiente, económico y ambientalmente amigable. El rol de los privados en todo esto sin duda que es importante, sobre todo en lugares donde EFE actualmente no opera, sin embargo, no podemos dejar todo en manos del sector privado y cuando se trata de temas país, relacionados con el desarrollo económica y ambientalmente sustentable de Chile, el Estado debe ser un actor fundamental en la planificación y ejecución de los proyectos que nuestro país, como miembro de la OCDE, debería implementar para decir con propiedad que somos un país desarrollado.
El documento de Infraestructura 2020 del MOP puede ser descargado desde aquí.
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